RAW o JPEG: cuándo utilizar cada formato y por qué
Uno de los primeros dilemas a los que tendrás que enfrentarte como fotógrafo es si debes configurar el formato de grabación de tu cámara en RAW o JPEG. Nosotros te recomendamos que, si te tomas la fotografía más o menos en serio y estás dispuesto a procesar al menos un poco tus fotos en el ordenador, dispares en RAW. De todas formas la elección es personal. Por eso, a continuación, te presentamos los pros y contras de cada formato. Para que seas capaz de valorar la opción que más te conviene.
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RAW o JPEG: ¿cuál debo elegir?
Decantarte por una opción u otra va a depender de básicamente tres factores:
1. Peso del archivo
El JPEG es un formato comprimido que tiene la propiedad de ahorrar mucho espacio, tanto en tu tarjeta de memoria como en el ordenador. Aunque esto supone una ventaja evidente a la hora de poder almacenar un mayor número de fotos en la tarjeta de memoria, emplear un formato comprimido supone renunciar a la máxima calidad de tus archivos.
Sin embargo, el formato RAW (crudo en inglés) conserva toda la información original. Y, por tanto, la máxima calidad, al precio de generar un archivo mucho más pesado que te exigirá tarjetas de mayor capacidad y más recursos a tu ordenador. Si optas por el modo JPEG, configúralo en la máxima calidad.
2. Posibilidad de procesar
La posibilidad de procesar un archivo es otro de los factores determinantes para elegir entre formato RAW o JPEG. Un archivo RAW tiene la propiedad de permitir una mayor latitud de exposición. Por tanto, es mucho más sensible a los cambios aplicados en el procesado. De este modo, los cambios son más sutiles y progresivos. Por ejemplo, permite recuperar sombras y altas luces que con un JPEG serían imposibles. Si vas a procesar tus fotos opta por el formato RAW (en otro post ya te explicamos cómo procesar tus fotos en formato RAW).
Foto sin revelar en formato RAW
Posibilidades del procesado de una foto en formato RAW
Si, por el contrario, no quieres complicarte procesando tus fotos o eres de los que añora la era analógica, puedes darlas por terminadas en cámara empleando el JPEG y llevarlas a imprimir en ese mismo formato a cualquier tienda de fotografía. En el menú de tu cámara puedes seleccionar ciertos ajustes de procesado preestablecidos que te resultarán muy útiles y quedarán grabados en el archivo JPEG. Sin embargo, debes tener en cuenta que cada vez que procesas un JPEG su calidad se va degradando más y más.
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Si no estás seguro de si vas a ser del tipo de fotógrafo que procesan sus fotos (algo casi tan fundamental en fotografía digital como lo era el revelado en la analógica) o de los que no, puedes seleccionar la opción en cámara “RAW+JPEG”. Con esta opción dispararás en ambos formatos. Eso sí, a costa de emplear mayor espacio en la tarjeta.
El formato NEF es el formato de archivo RAW de Nikon
3. Prueba de autoría y autenticidad
El RAW es un formato inalterable. Es decir, que los cambios que se aplican sobre él solo aparecen grabados en otros formatos de salida (JPEG, TIFF…), nunca sobre el mismo archivo RAW. Por eso constituye la prueba irrefutable de que esa fotografía fue tomada de esa manera y no ha sido sometida a ningún tipo de alteración. Algunos concursos que no permiten técnicas como clonado o manipulación excesiva de la imagen suelen pedir la foto en este formato a los finalistas para garantizar el juego limpio.
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También constituye prueba de autoría en un juicio. De manera que, cuando se está dirimiendo la propiedad de una fotografía en un juicio, el poseedor del archivo RAW o el autor del copyright que aparece en los datos EXIF de la toma tienen todas las de ganar.
Conclusiones sobre los formatos RAW y JPEG
Ahora ya conoces qué implicaciones conlleva elegir entre formato RAW o JPEG, por lo que te resultará más fácil saber cuándo utilizar cada formato según la situación. Si tienes alguna duda o quieres comentar algo no dudes en dejarnos tu aportación en los comentarios.