La fotografía sin espejo: ¿Presente efímero o apuesta de futuro? (I)

El fenómeno del momento

Las cámaras sin espejo son un fenómeno del que todos hablan actualmente. Eso es una realidad. Sobre ellas se cierne una pregunta habitual que muchos profesionales tratamos de responder a quienes desean adquirir su primer equipo, o los que ven en ellas una seria opción de cambio. Sobre todo quienes somos fotógrafos oficiales de alguna de esas firmas, como en mi caso, X-Photographer de Fujifilm. Pero en este post hablaremos desde un amplio espectro, apoyado, claro está, con la experiencia que me otorga el trabajar profusamente con un sistema de estos.

Aquí está un servidor con la cámara que inició todo hace cinco años para Fujifilm: la X100. Como se suele decir: “El resto es Historia”. Captura de vídeo con una X-Pro2. ©Begoña Sicilia

A los ya manidos temas de si eras de mamá o papá para referirse si uno usaba una firma u otra (Canon o Nikon), se viene a sumar esta nueva controversia entre los que pregonaban que estos sistemas no tendrían futuro, frente a los ya conversos que no desean echar vuelta atrás. También los hay que conviven con ambos mundos (réflex y sin espejo) hasta saber por donde les llevará el mercado a corto y largo plazo. De todo hay en la viña del Señor.

Hay que hacer una especial parada en un detalle que quizás alguno obvió: no fue gracias al bipartidismo que impera en la fotografía, es decir, Canon o Nikon, el que se haya popularizado las llamadas “mirrorless”. Las dos grandes firmas, más bien, dieron la espalda a estos sistemas sin espejo de entrada. Apenas unos modelos testimoniales justificaban el escaparate donde, claramente, seguían apostando por lo de “toda la vida”, resistiéndose a abandonar –por lógica– sus monturas, formatos y un parque óptico que debe llenar almacenes. Pero si los dos gigantes pusiesen mañana mismo encima de la mesa la noticia de que se vuelcan por completo en el mundo de las cámaras sin espejo, tenga por descontando, amigo lector, que esto sería una nueva realidad. Por lo pronto, la pugna y el debate están servidos, ni que sea para entretener al personal.

Cámara sin espejo del sistema EOS de Canon que ha recibido mejoras sustanciales en sus últimos modelos, como esta notable M3, pero que no acaba de convencer a los usuarios. Las ventas son más bien discretas y el coste no justificado por lo que ofrece.

Lo mismo que le ocurre a Nikon con sus conocidas V1 y J1, que nunca despegaron del todo, a pesar de tener prestaciones muy interesantes. El sensor de 1”, no ayudó. Tampoco en su relevo.

 

El sector de las cámaras compactas caía y caía en parte por culpa del uso de los smartphones que, no nos vamos a engañar, han cambiado para siempre la forma de comunicarnos y ofrecer contenidos. Hacer una foto, editarla en el teléfono, y compartirla casi al instante en cualquier red para ser consumida en un breve espacio de tiempo, es algo que ninguna cámara –llámese réflex o sin espejo– puede competir. De momento. Otro día hablaremos del nocivo efecto que también ha provocado otorgando la etiqueta de “fotógrafo” a cualquiera.

La inclusión en dichos teléfonos de cámaras cada vez mejores (quién iba a decir que un teléfono chino llevaría una Leica, ni que sea el nombre), se ha cepillado de un plumazo el sector compacto. Por cierto, cabe señalar, que dichos teléfonos y tabletas no llevan espejo y realizan sus capturas por el sensor. Como ocurre con las mirrorless. Los concursos que explotan las posibilidades de competir con una fotografía o vídeo hecho con estos teléfonos, son todo un boom a nivel mundial.

Las compactas caían, pero las cámaras sin espejo, subían.

Detalle del conocido teléfono Huawei P9 que estrenó una cámara dual firmada por Leica

 

¿Qué son las cámaras sin espejo?

Pero, ¿qué es realmente eso de una cámara sin espejo? Pues simplemente eliminar de la ecuación el espejo que poseen todas las réflex que conocemos. Capturar a través del sensor y la óptica directamente, con unos mejorados visores electrónicos que tratan de ser tan rápidos como los ópticos tradicionales. Los ópticos detectan por sistema de fases su AF, mientras los electrónicos por contraste. Al principio dichos visores eran ciertamente perezosos en según qué modelos, pero cojan ahora mismo la recién llegada Fujifilm X-Pro2, por ejemplo, y asómbrense con su rendimiento. Su visión en tiempo real y casi nulo retardo entre disparo, es una revolución que lleva años mejorando Fujifilm. Además, que dicho modelo ofrece las dos versiones de visor: óptico y electrónico. Pero habrá quien diga que todavía no se pueden equiparar del todo a los ópticos. Razón no les falta, si bien éstos están ya a un nivel impresionantes. El enfoque en algunos modelos sigue siendo el talón de Aquiles, que suplen con otras prestaciones.

Varias son las formas para denominar estas cámaras: EVIL (Electronic Viewfinder Interchangeable-Lens), MILC (Mirrorless Interchangeable-Lens Camera), CSC (Compact System Cameras). Todo muy molón, como veis.

Gráfica que muestra el proceso de captura en una réflex tradicional.

En dicha eliminación del espejo, como es obvio, cae también el pentaprisma físico que recibía la imagen rebotada del mismo tras la interpretación de la óptica seleccionada. No olvidemos que, una réflex, su visor es algo que está estático, por decirlo de algún modo, porque se puede ver por él incluso con la cámara apagada; mientras que estos nuevos sistemas sin espejo, deben estar encendidos para poder ver, refrescándose en porciones inapreciables de tiempo. Como es lógico, el gasto de batería es mayor en ellos, algo que tratan de subsanar los fabricantes.

Detalle de la última cámara de Fuji que muestra la forma de captura de estas cámaras donde la señal, tras ser interpretada por el visor, pasa directamente al sensor sin un espejo o pentaprisma físico tradicional.

Pero una réflex encendida, la información que nos brinda su visor está más limitada que una sin espejo, que es capaz de darnos en tiempo real histograma, temperatura de color, perfil de película, nivel electrónico, profundidad de campo, y muchas cosas más. En las cámaras Fujifilm que utilizo, prácticamente veo por su visor cómo quedará la toma final en tiempo real. Eso me permite mentalmente situarme en todos los aspectos, e incluso visualizar los pocos ajustes que posteriormente deberé hacerle al RAW en el revelado.

Captura del visor con toda la información en tiempo real que ofrece la Fujifim X-T1  ©José Luis Valdivia

Cada sistema usa diferentes tamaños de sensor, que repercute, naturalmente, tanto en el tamaño de las ópticas, tamaño de los cuerpos, o peso final del conjunto, así como en la profundidad de campo a igualdad de diafragmas. También en la tolerancia al ruido a ISO elevado.

Diferentes tamaños de sensor en los distintos sistemas sin espejo. A la derecha se puede ver la forma de trabajar del CMOS X-Trans II, exclusivo de Fujifilm.

Los inicios del sector con Leica

El último modelo sin espejo de Leica, la SL, es una enorme máquina de fotograma completo, con un sensor diseñado por Sony, y un coste apto para pocos bolsillos. Presume de tener el mejor visor y calidad de imagen del mercado. No osaremos llevarles la contraria. Por no deprimir a la audiencia, omitiremos el precio.

Quienes pensaban que todo este fregado de las cámaras sin espejo lo arrancaron las firmas que más suenan ahora, yerran un poquito. La mítica casa Leica allá por el 2006, puso en circulación su serie M para poner al día sus legendarias máquinas telemétricas, como la M8. Como es habitual en la casa alemana, el coste y filosofía solo está al alcance de unos cuantos. Anteriormente, si la memoria no me falla, Epson hizo lo propio con una cámara muy poco conocida: R-D1, que no es un robot de Star Wars. Y, sí, habéis leído bien: Epson, la de las impresoras. Lo hizo con el apoyo de Leica al prestar su montura M. Poseía 6 megapíxeles en un sensor APS-C y un precio bastante elevado. Tuve la oportunidad de verla pasar una vez por mis manos, y realmente hacía sentir el sabor de antaño con tecnología digital. Porque hasta debías martillar entre toma. Hay muchos entusiastas que la buscan como una auténtica joya. Aunque no tuvo un éxito de masas, ni creo que fuese la intención, sentó las bases de cuanto nos llega ahora.

Esto es como el trillado 3D actual en la cinematografía, que presume de modernidad, pero que cineastas como Chaplin ya experimentaban con él a principios del siglo pasado.

La mítica –y gran desconocida– Epson R-D1, máquina de culto entre el sector.

Fujifilm, Sony, Olympus y Panasonic; y otras cámaras del montón

Una de las preguntas más escuchada suele ir en la misma dirección: ¿me cambio de equipo y paso a las cámaras sin espejo? ¿Pero a qué equipo y sistema? Tanto si se trata de la primera adquisición, o del relevo de una réflex, el concepto siempre estuvo claro: menos peso a igualdad de prestaciones y calidad. Eso conlleva, también, una práctica fotográfica más discreta: fundamental en fotoperiodismo o documentalismo. Algo que, mal que le pese a algunos, está sucediendo. Llevo varios años sin utilizar equipos réflex donde antes usé full frame de Nikon y Canon. Aclaro algo antes que lluevan críticas gratuitas: no estamos demonizando a las cámaras réflex. Son todavía el pilar que sustenta la industria fotográfica, pero un pilar al que le han salido otros apoyos llamados “cámaras sin espejo”, que poco a poco, pasito a pasito, se han merendado una gran porción del pastel traducido en una bajada de ventas en las cámaras de siempre. Estamos viviendo un salto significativo en la era digital, equiparándose la calidad en todo, donde llevamos un lustro sobrado de ella.

En el caso de Fujifilm, sin ir más lejos, ver la nómina de fotógrafos profesionales de todos los ámbitos y muchas partes del mundo usando estos equipos al 100% en su trabajo, es un claro síntoma del sentir de la comunidad. Lo mismo podemos observar en Olympus y sus embajadores, con compañeros trabajando para National Geographic usando su sistema. 

Las del montón, buenas, pero…

A pesar de denodados esfuerzos por ofrecer productos y mantenerse en el candelero, lo cierto es que firmas como Samsung y Pentax no han cuajado en el sector. En el caso de la coreana Samsung, que fue también pionera en esto del “sin espejo”, la cosa se ha ventilado con una retirada sorpresa, sin casi previo aviso, y vuelta al ruedo con paseíllo incluida. No pocos usuarios que vieron en una cámara como la NX1 “su máquina total”, se han quedado con un palmo de narices y un equipo para colocar, mirando a izquierda y derecha como el divertido gif de Travolta de Pulp Fiction. Mientras entre dientes, se acuerdan de toda la santa familia de Samsung.

Una cámara con una lista de prestaciones impresionante, que hizo temblar algunas piernas de la competencia, quedándose finalmente en una retirada de la firma del sector de la fotografía. Siempre les quedarán las televisiones…

Pentax, quien tras muchos años de rumores por fin se ha metido en el mercado del full frame con su K1, y que le echó valor con su cámara de formato medio 645Z, mantiene modelos interesantes de cámaras sin espejo como la Q7, pero que nunca han sido un reclamo de masas como para dejarlo todo por ellas. Una firma de la que guardo gratos recuerdos más de diez años atrás con sus réflex *ist D, referentes para el germen que llegaría posteriormente. Calidad de construcción e imagen siempre han sido señas de su identidad.

Una cámara minúscula que cabe en la palma de una mano, con buenas prestaciones, pero que no es un reclamo de masas o una herramienta como para usarse en encargos más profesionales. Eso no quiere decir que su gama sea mala, en absoluto. Cuestión de gustos y preferencias. 

Panasonic, continuidad en lo bueno

Tanto en el sector de las videocámaras profesionales, las televisiones, como en el fotográfico, la firma de Kadoma es sinónimo de calidad en el audiovisual. Durante largo tiempo sus cámaras compactas han sido las fieles escuderas de muchos profesionales que las llevaban como máquina auxiliar o segundo cuerpo. En el escaparate actual, la Lumix GX8 y la famosa GH4 con el sistema Micro Cuatro Tercios, son el plato fuerte con unas prestaciones muy notables. El apoyo de pesos pesados como Leica y sus conocidas lentes, son un plus añadido de distinción en la firma.

La Lumix GX8 es pequeña pero matona, albergando un nuevo sensor Micro Cuatro Tercios de 20 mpx, vídeo 4K, ISO a 25600, ráfaga de 8fps, y un gran visor electrónico.

Cámara muy esperada, sobre todo por los videógrafos para explotar sus prestaciones 4K, que compitió ante opciones como Blackmagic. Gran construcción, muy buena calidad de imagen y enfoque. Relación calidad /precio estupenda. La GH4 es toda un referente.

Sony, ¿los amos del mundo?

Meses atrás comentábamos en tertulias fotográficas lo muy presente que está Sony en las tripas de muchas marcas, y lo divertido de ver acaloradas discusiones de unos y otros marcando paquete que su equipo es lo mejor, cuando, en el mejor de los casos, lleva componentes de la competencia. En estos días el compañero Iker Morán de Quesabesde, publicaba un interesante artículo que venía a hablar precisamente de esto, llamándolo “Sonydependencia” y lo que conllevará en serios retrasos que la firma no pueda suministrar sensores a los distintos clientes a tiempo.

Al igual que Samsung, el gigante nipón toca muchos palos, dejando algunos por el camino como fue el abandono de sus portátiles Sony VAIO, entre otros. En 2006 plantaba su primera réflex con marcado carácter semi-profesional tras adquirir Konica Minolta, la Alpha 100, que tuvo una buena aceptación. Anteriormente, su dominio en el sector de las compactas fue abrumador.

Su trayectoria en estos diez años ha sido cuanto menos dispar, pero oteando donde posicionarse para ocupar su lugar y reclamar un puesto de referencia. Creo, sin equivocarme mucho, que dicho puesto les ha llegado con las deseadas A7R y A7S. Tras ir colocando modelos de la serie Alpha, las conocidas NEX sin espejo, y mostrarnos un interesante concepto con los espejos traslúcidos que no acabó de enamorar del todo, las citadas A7R y A7S, con sus actuales relevos y captor de 24x36mm, son su buque insignia; sobre todo en lo concerniente al vídeo, con una legión de seguidores y usuarios. Aquello que otrora fue el reino de Canon con la 5D Mark II desde 2008, pasó el testigo a Sony y su plus de prestaciones. Y es que los chicos de Canon pensaron que los “niños” que grababan con la citada máquina, se iban a apuntar después a su invento del “EOS Cinema” comprando modelos como la C300, cuyo solo cuerpo da para la entrada de una casa. Además que han sido cámaras más orientadas al documental y programas televisivos estilo “Salvados”, y menos “cinema” de lo que pretendían.

Dichas intenciones se vieron en los relevos de sus sucesivas máquinas fotográficas con prestaciones en vídeo cada vez más pobres, por no decir “capadas” directamente.

Sony, con la citada serie NEX sin espejo, tuvo el campo de pruebas necesario para consolidarse, a pesar de ser unas máquinas no excesivamente atractivas, pero si suficientemente efectivas.

Las nuevas A7, en su doble variante, son un grandísimo producto que ha dado un vuelco al mercado, en especial el vídeo, pero que el peso y dimensiones de sus ópticas, todo y que no es como una réflex, recuerdan más que otras a éstas. Algo lógico si la apuesta ha sido claramente el paso universal de 35mm.

A tener muy en cuenta su gama de cámaras compactas de óptica fija que son un dulce para muchos usuarios.

Cámaras con gran calidad de imagen y prestaciones para todo tipo de usuarios. Su estética nunca fue su fuerte, y solo los modelos superiores poseían visor electrónico, que tampoco eran excesivamente rápidos. Sensor APS-C, como toda la familia, buena calidad de imagen con buena luz, pero muy ruidosa para tomas nocturnas y estrellas.

Fotografía captada en la cima de la montaña de San Andrés, en Tetir, Fuerteventura, con una Sony Nex 5N en el año 2012. ©José Luis Valdivia

Sensor de 42,4mpx en 24x36mm, el mismo que comparte con la Leica SL, vídeo a 4K y una ISO de hasta 102.400, entre otras cosas. Cámara más destinada a la fotografía de estudio, paisaje o producto. Necesita las mejores ópticas para exprimir todo ese potencial, siendo el parque actual de la firma aún escaso y costoso. Pero que nadie duda que es una bestia de cámara. 

Sensor de 12,2mpx en 24x36mm. Vídeo a 4K y 120fps en 1080p, ISO de hasta 409.600 que la convierte en una de las cámaras más luminosas del mercado. La deseada para producciones audiovisuales y muy utilizada también en el campo de la astrofotografía. Para fotografía de todo tipo empieza a tener su mercado.

Olympus, siguiendo la brecha

Podemos decir con total seguridad, que las firmas expuestas hasta ahora son nombres ilustres de la historia de la fotografía. Y Olympus no iba a ser menos. Con años de incertidumbre económica, y unas réflex que acabaron agotando su ciclo, el fabricante nipón se recicló allá por el 2008 en los sistemas sin espejo de forma audaz, manteniéndose a base de un producto atractivo que ha sabido captar a un público fiel. Cuando los usuarios plantean un salto a un sistema sin espejo, en la gran mayoría de las ocasiones, los nombres que escucho son Olympus y Fujifilm. Son las que más abanico de posibilidades ofrecen tanto en máquinas, prestaciones, parque óptico y, lo más importante: variedad de precios. Leica está muy bien, por supuesto, pero a costes prohibitivos para la gran mayoría. Sony hemos comentado que es estupenda, pero el precio de sus A7 tienden a picar alto sin óptica, y el usuario algo distinto al que se aproxima a Olympus y Fujifilm, con más alma de videógrafo que de fotógrafo. Aunque en su defensa deba decir que lo que ofrece a igualdad con muchas réflex es superior. 

Ambas firmas rematan modelos preciosos, siendo otro incentivo que sopesan los usuarios al acercarse a estas cámaras. La apuesta de Olympus se decanta por el formato Micro Cuatro Tercios, frente al APS-C de Fujifilm.

Recuperando el sabor –y el nombre– de aquellas míticas compactas de la era analógica, las PEN fueron pioneras en el digital sin espejo. Pequeña, llena de prestaciones, atractiva y con gran calidad de imagen, esta F pretende ir en el bolsillo a todas partes de quien apueste por ella. Buen visor y un sensor de 20mpx.

La gama de entrada de estas Olympus de ópticas intercambiables ofrece un producto con muchas prestaciones a un precio irresistible. Estabilizador de cinco ejes, obturación 1/16.000, 8,5 fps, 16mpx.  Este modelo es una tentación para muchos usuarios viajeros que desean ir sin peso y opciones polivalentes. En las manos apenas ocupa espacio.

 

El nuevo buque insignia, la OM-D E-M5 II, es una cámara de un precio contenido para todo lo que atesora: cuerpo sellado, estabilizador de cinco ejes, visor de 2,4 millones de puntos, 1/16.000 de obturación, 11fps, velocidad de enfoque, y vídeo de calidad.

Lejos de lo que puedan pensar quienes nos lean acerca de la competencia, desde las propias firmas nos aseguran que “están encantados que se sumen a este sistema otros”, porque eso hace que, en el fondo, les den la razón y la apuesta sea mucho más amplia. Veremos qué pasa en el futuro con estas firmas ya asentadas con un gran sector copado frente a los que deban iniciar desde cero.

Fujifilm, la revolución X

No, no hablamos del cine erótico-festivo al referirnos a la X en Fujifilm, sino al símbolo que caracteriza el golpe de timón que dio la compañía cuando ya nadie prácticamente contaba con ella en el sector fotográfico. La otrora gran dama en la era del químico con cámaras, papeles y emulsiones de referencia, transitaba por un extraño desierto en la entrada del mundo digital. Presentaban más o menos modelos interesantes, incluso alguno en comunión con Nikon, pero la atención estaba centrada en las grandes firmas de siempre. Y por grande no me refiero a mejores, sino al mercado copado y asentado.

He dejado la firma de la que soy fotógrafo oficial para el final, para así cerrar con una conclusión y reflexión personal sobre este fascinante mundo que no ha hecho más que echar a rodar.

Hace cinco años, que el pasado enero de 2016 se conmemoraba en Japón con una fiesta a la que tuve el honor de ser invitado, Fujifilm lanzaba una cámara como quien lanza una botella con un mensaje de amor al océano: la bellísima X100. Esperando ser correspondido o morir para siempre. Arriba, en la foto que sale quien escribe este post, luce una al cuello bien bonita. Con unas cámaras compactas interesantes, pero que no seducían al público, llegó esta bella dama sin avisar para cogernos a todos con ganas de bailar con ella.

Con un sensor APS-C de 12,3mpx (uno de los mejores de la firma) una óptica fija de 23mm equivalente a 35mm f2, un visor híbrido entre óptico y electrónico, y una estética y elegancia que recordaban a tiempos pasados (incluso confundida con Leicas), la X100 se hizo un hueco en la fotografía y en el corazón de muchos usuarios, resucitando a la firma japonesa en la fotografía.

Dicho mensaje era recogido por millones de usuarios prendados por la cámara. Invitaba a querer salir con ella y dejarse llevar por lo que sucediese. Un sabor a clasicismo nos recorría a sus poseedores. Que la óptica fuera fija no importaba, al contrario, era un alivio saber que con ella debías resolver todo. Pero ahí reside cierta magia en la fotografía que algunos olvidan en los tiempos acelerados que vivimos. Hemos olvidado que sigue siendo el fotógrafo el que impregna su fotografía, que la cámara, como un músico con su instrumento, es la herramienta de ejecución.

Fotografía realizada con la Fuji X100 en una estación de Barcelona, finalista en el Premio  Internacional “Caminos de Hierro”. Porque el tamaño no está reñido con la calidad. ©José Luis Valdivia.

Fujifilm sobrepasó las expectativas y abrió una caja de Pandora para seguir demostrando que habían venido para quedarse. Modelos sensacionales como la X-Pro1 en 2012, sentó otras bases más profesionales para luego aterrizar la que rompió el mercado definitivamente: la X-T1. Dando una salud portentosa que se ha traducido en modelos más asequibles abiertos a todos como la X-T10, o la presentación en sociedad de la siguiente fase del proyecto: la X-Pro2, que coge un rumbo profesional poniendo ya en serios apuros a las réflex en todos los ámbitos.

Meses antes de la salida de la X-Pro2 tuvimos la oportunidad de probarla para testearla con vistas a mejorar el producto final.

Cuerpo de la X-T1, toda una superventas que lanzó definitivamente a la marca a consolidar un mercado entusiasmado con sus propuestas. Tras casi tres años en el escaparate, esta cámara ha sido un revulsivo que ha conseguido que muchos aparquen sus equipos réflex para siempre. Cuerpo sellado, visor de 2,4 millones con un refresco asombroso, 16mpx, pantalla abatible, obturaciónn electrónica de 1/32.000s. ©José Luis Valdivia

En una mano sostenemos una gran lente como es la Fujinon 14mm f2.8. Luminosa, bien construida y… pequeña. ©José Luis Valdivia

Una disciplina que exige a los equipos y que exprime sensores, color y el ruido, es resuelto notablemente en la X-T1 en esta toma hecha con el Fujinon 10-24mm, a una sabina en la isla de El Hierro. ©José Luis Valdivia

Surgida año y medio después de la T1, la T10 se instala en el sector medio de la firma para llegar al usuario con presupuesto más contenido pero sin renunciar a todo lo que ofrecía la hermana mayor. Diseño atractivo, mismo sensor, con un AF mejorado en cuerpo liviano que también estrenó ópticas polivalentes para todo uso. Una X-T1 popular, vamos.

Por si había algún atisbo de duda en la calidad de imagen en la X-T10, sirva esta fotografía realizada en Kioto, a unas jóvenes ataviadas de la vestimenta clásica de siglos pasados. Con el Fujinon 50-140mm f2.8, puede comprobarse la excelente nitidez, riqueza de detalles y unos colores fantásticos al atardecer. ©José Luis Valdivia

El nuevo buque insignia de la firma es una bestia llena de prestaciones. Cuerpo de magnesio sellado, 24mpx en el nuevo sensor X-Trans III, visor híbrido con apenas retardo (como una réflex), 273 puntos de enfoque, enfoque rapidísimo con un nuevo joystick que facilita su manejo, 8fps con un buffer mayor. Modos de película, como el nuevo en blanco y negro Acros. Su coste es más elevado y sus líneas más clásicas frente a la T1. ©José Luis Valdivia

Aquí se muestran por la pantalla trasera de la X-Pro2 su impresionante despliegue de los 273 puntos de enfoque. A tener en cuenta el joystick de este modelo que ya es un imprescindible. ©José Luis Valdivia

Realizando nuestras pruebas de la nueva X-Pro2, tomamos esta fotografía a un bello gato silvestre por tierras sorianas, haciendo uso del extraordinario 50-140mm f2.8 de Fuji. Salta a la vista el precioso bokeh y nitidez de toda la imagen con unos colores naturales y bien contrastados. ©José Luis Valdivia

Minuciosa precisión

He tenido la oportunidad en diferentes ocasiones de visitar fábricas y observar el minucioso proceso de creación de equipos fotográficos. La última fue gracias a Fujifilm España con motivo del 5º Aniversario de su serie X, a su sede en Taiwa. Allí, entre el silencio y concentración en la tarea, observamos la precisión con la que realizaban el montaje de las distintas lentes y los modelos X-Pro2 y X-T1. Viendo en directo tal despliegue humano y tecnológico, en cierta manera, no somos justos cuando regalamos gratuitamente “qué caras son estas máquinas”… Gran parte del proceso lleva orgulloso aquello de “handmade in Japan”.

Línea de la popular X-T1, donde el operario monta manualmente parte de la tornillería antes del ensamblaje final. Increíble el gran proceso a mano que se hace, que sorprendió a los asistentes. Hecha con la nueva X-Pro2. ©José Luis Valdivia

Uno de los equipos humanos que se encargan del montaje de la nueva X-Pro2. Realizada con dicha cámara la fotografía. ©José Luis Valdivia

Diferentes test que le realizan a las ópticas, en este caso, el nuevo teleobjetivo 100-400mm que se lanzó junto con la X-Pro2.  Hecha con ésta última. ©José Luis Valdivia

La nueva joya de la corona de la firma vista con sus tripas al aire. ©José Luis Valdivia

Un servidor totalmente “desinfectado y aislado” para poder realizar la visita sin riesgos para los equipos que se están montando. Otra muestra de su minuciosidad. ©José Luis Valdivia

Conclusiones finales

Si sirve de algo mi propia experiencia, entonces nuestros amigos entenderán mejor las motivaciones. He sido usuario de réflex todos estos años. He usado Pentax, Sony, Nikon y Canon, llevando pesados equipos a largos viajes durante largo tiempo. En más de una ocasión en dichas experiencias, clamaba al cielo porque me diese algo más liviano con lo que estar esas largas jornadas pateando para documentar sin querer volver al hotel a las pocas horas. Eso lo tengo ahora. Con pequeñas mochilas o chalecos, transporto dos ligeros cuerpos con un par de ópticas, alguna tarjeta de recambio, y unas cuantas baterías. Con eso me adentro –y concentro– en lo que realmente importa: fotografiar. Estos equipos, que apenas emiten sonido y son mucho menos voluminosos, dejan realizar mis trabajos sin molestar a quienes me permiten hacerlo, sin pensar en si estoy cansado o no. Su libertad de acción y movimiento da unas sensaciones de antaño donde recuerdo caminar y caminar contemplando las maravillas que visitaba. Países como Polonia, Inglaterra, Italia, Japón, Mauritania, Etiopía, Islandia, han sido plasmados en mis últimos viajes tan solo con los equipos Fujifilm. Tras estos años con ellos, y siendo utilizados en documentalismo, viajes, nocturnas y estrellas, su calidad, en mi humilde opinión, está fuera de toda duda. Si delante de mis equipos a la hora de revelar o seleccionar para un trabajo, viese que dicha calidad merma o cuestiona mi profesionalidad, a buen seguro, amigo lector, cambiaría por lo que me la diese. Pero es que éstos ya me lo dan, y encima van a más. Es cuestión de preferencias y gustos personales. Esto no es una verdad absoluta, solo mi humilde experiencia compartida. Hay cámaras más aptas para unas cosas que otras. Deberá el usuario sopesar su tipo de fotografía o preferencias. Otro apunte interesante es lo que te transmiten los comercios y establecimientos profesionales de ventas de cámaras: “Hace dos años, quizá, pensaba que esto de las sin espejo no lo veías tan claro, pero ahora es una realidad que vende mucho con usuarios que vienen preguntando de entrada por ellas”. Así lo expresaba un amigo del sector.

A FAVOR:

EN CONTRA:

©Texto y fotos José Luis Valdivia

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