La llegaba de Richard desde Estambul se ha hecho esperar más de lo previsto, y mientras tanto los Dreamhunters han tenido tiempo de sobra para relajarse en Goa y estresarse en Bombay. El momento del reencuentro se acerca, ¿cómo será? ¡No te lo pierdas!
“8 de octubre de 2014.
Sacar a Richard del puerto no fue nada fácil. Tenerla tan cerca después de tanto tiempo nos aumentaba las ganas de verla. Solo había un problema: para extraerla del contenedor teníamos que tratar con la gente del país, y para ellos, el concepto “trabajo” es muy diferente al nuestro. Se lo toman todo con mucha calma. Y ni se te ocurra darles prisa si no quieres que se colapsen. En este sentido, también tienes que adaptarte a su metodología.
Y a base de paciencia, con algún que otro ataque de nervios por hacernos esperar hasta 5 horas sin que nadie se presentara donde habíamos acordado, fue como la segunda noche podíamos ver la moto con nuestros propios ojos, subirnos en ella y hacer los primeros kilómetros por el país. Una locura. Y más si es de noche.
La mañana siguiente la dedicamos a una pequeña puesta a punto. La limpiamos, corregimos la presión de los neumáticos y comprobamos que todo estuviera bien para afrontar la próxima parada antes de entrar en Nepal: Agra.
Teníamos tantas ganas de moto que en tres días recorrimos más de 1.200 kilómetros por carreteras de locura, esquivando vacas, camiones, coches, motos, caballos e incluso burritos pintados de mil colores.
Y así fue como llegamos a la ciudad del Taj Mahal, al que dedicamos todo un día. El templo lo merece y la vista no cansa. Dice la leyenda que una vez construido el templo, el Emperador hizo cortar las manos a todos los obreros para que no pudieran construir otro igual. Demasiada crueldad para tratarse de uno de los obsequios de amor más famosos de la historia.
Texto e imágenes: © Dreamhunters