Los Dreamhunters salieron de The Killing Fields con la necesidad de transmitir un mensaje: date cuenta de la suerte que tienes de poder vivir una vida como la que vives. Aquel lugar les dejó tocados, pero no será la única experiencia que marque el viaje: rumbo a Bangkok vivirán el punto de inflexión que cambiará sus vidas para siempre.
“28 de Febrero de 2015.
Abandonamos Camboya con las fibras del alma sensibles dirección a la capital del país de las sonrisas: Bangkok. Volver a Tailandia supone viajar al futuro. Con solo cruzar la frontera, el reloj se adelanta hasta el año 2.558. Y nosotros encantados de viajar en el tiempo. El trayecto de Siam Reap a la gran ciudad nos lleva unas 5 horas. Lo curioso del caso es que, una vez en el bullicio de la ciudad, para recorrer los 10 kilómetros que nos faltan para llegar a Khaosan Road tardamos 4. El transito es tan exagerado que las motos utilizan las aceras para moverse. Al verlo, no dudamos en seguirlos. De esta manera nos pasamos un buen rato esquivando peatones que parecen estar familiarizados en compartir la acera con motos de toda clase.
Después de descansar dos días, seguimos la ruta hacia el sur, dirección a una de las islas más famosas del país: Kho Phi Phi. Evitando en todo momento la aburrida autopista, el camino nos ofrece todo tipo de obsequios: desde puestas de sol espectaculares, a la canción que nos regala el Sr. Pinat sentados en un muro ante un mar difícil de olvidar. Ya intuimos que ese hombre es especial, y nos lo confirma cuando le preguntamos cuál es su sueño. De las más de 80 personas que nos han respondido, él es el que lo tiene más claro. Nos lo revela sin dudar un segundo: ver la nieve.
Y como no solo se hace camino al andar, sino también dándole al gas, llegamos a Pukhet, y al volver la vista atrás vemos la senda que nunca se ha de volver a pisar, o rodar. Una vez allí buscamos un hotel con parking para que nos pueda guardar la moto los días que visitaremos la isla donde se rodó “La playa”, a la que llegamos tras dos horas y pico en barco. Allí no hubo ningún genocidio como ocurrió en Camboya, pero tampoco se libraron de una gran desgracia: el famoso tsunami que mató a miles de personas y que está presente en cada esquina en forma de señales o torres de emergencia.
Disfrutamos de las isla durante 5 días, que aprovechamos para relajarnos y cargar las pilas. Las necesitaremos para afrontar el complicado accidente que sufriremos a los pocos días de entrar en Malasia, en plena autopista”.
Texto e imágenes: © Dreamhunters