Siempre estará aquel(la) al que todo le fascina, todo es maravilloso, todo es tan increíblemente exótico, y -BUM- la cámara como una metralleta. Los hay que no te dicen nada, los hay que te encantan. De hecho, si te preguntan, casi seguro que no sabes explicar verdaderamente el porqué: éste sí, éste otro no. Son así, los lugares. En noviembre de 2010, llegaba desde la India para cruzar el paso fronterizo de Sunauli y alcanzar Lumbini, uno de los lugares más sagrados, y remotos, del budismo: aquí, Maya Devi, aferrada a la rama de un árbol, dio a luz a Buda. Unos días después, un 4×4 Tata estaba cubriendo los 200 y pocos kms que me separaban de la capital del país: diez horas (¡ay, las carreteras nepalíes!) y me bajaba en Katmandú. Los hay que te encantan: aquel mismo día, me prometí volver. A descubrir más. A cotas más altas. Así es como, 5 años después, mi cámara y yo estamos en el Himalaya.
Trekking Boots © Dani Vottero
Pero, ¿cómo te planteas un viaje fotográfico así?
Lo primero primerísimo: nada de metralleta. Como fotógrafo de viajes que eres, o aspiras ser, tenlo claro: la cámara cuenta historias. Prepárate, y equípate, para contar historias. Es un concepto básico, pero a menudo se pasa por alto: no vas a hacer postales.
Lo segundo: conocer al dedillo tu cámara. Todo, todo, todo: ser rápido y eficaz es clave. Este post no va sobre técnicas y trucos, pero doy por sentado que usas tu cámara en modo manual ;-).
Aspectos a tener en cuenta para preparar un viaje fotográfico
1. Itinerario, clima y dificultades geográficas
Itinerario: estudiar el recorrido en detalle es esencial. Los días de viaje, las distancias, los desniveles, la altitud, las condiciones y dificultad de los senderos influyen de manera definitiva en la elección tanto del equipo, como de la preparación física que necesitas.
Por eso, hay que buscarse fuentes fiables: Internet parecería lo más práctico, pero terminé descubriendo que, por lo menos en este caso específico, ofrecía más cantidad que calidad. Ya tenía algo de experiencia personal sobre Nepal, así que decidí volver a lo clásico: libros de viajeros sobre el Himalaya, mapas, la Lonely Planet (para mí, imprescindible), contactos con empresas que trabajan sobre el terreno. Mi compañero de viaje, ya conocía a alguien que organizaba recorridos en la zona: Monviso Trekking nos ayudó a preparar el itinerario y nos proporcionó a Dorchi y Rang-Du, el sherpa y el portador que nos han acompañado en este viaje. Tener a alguien que conozca cualquier sendero y hable la lengua local, es imprescindible: la amabilidad y la disponibilidad de las gentes del Himalaya es extrema, pero a veces la comunicación en inglés puede resultar algo más que complicada.
Hot Shower – © Dani Vottero
He dedicado días y días a recolectar información, y lo he disfrutado: es el primer paso de tu viaje fotográfico, así que no pienses que será una tarea aburrida. En fin: 30 días de viaje, de los cuales 21 de trekking y 9 entre vuelos y estancia en Katmandú.
Logística/clima: la logística y el clima no tienen menor importancia. Por ejemplo, en el Himalaya, la electricidad es un problema a ciertas cotas, y ¿cómo recargo la batería ahora? Sabiendo cuantos días pueden representar un problema, podrías optar por equiparte con unos pequeños y ligeros acumuladores/paneles solares portátiles y colgarlos de tu mochila mientras caminas: sabiendo que el tiempo es estable y hay mínimo 5 horas de luz fuerte diarias, ya tienes una posible solución/ayuda.
Estos son los paneles que utilicé para dar vida a las baterías.
Recuerda que en tu mochila, no solo llevas tu equipo fotográfico, sino también todo lo necesario para un trekking en alta montaña. Lo cual nos lleva directamente al punto siguiente.
2. Equipo
Viajamos por más de 21 días en cotas de entre 2600 y 5700 metros: no lleves demasiado equipo, solo lo necesario. Lo dicho, contamos historias: no hace falta un estudio portátil (y tampoco una cámara cara). Cámara y objetivos. Y poco más. En mi caso, opté por una réflex Canon EOS 600D (¿a que no es una cámara cara?) y cuatro objetivos: dos focales fijas Canon 35 y 50mm f/1.4, un Tamron 24-70mm f/2.8 y un tele Canon 70-200mm f/2.8. Trípode ligero Manfrotto, de poco más de 1 kg. Cuidado con eso: no te pases, o al tercer día lo lamentarás. Tarjetas de memoria. 4 baterías y cargador (también solar). No llevé flash.
Seguro que a algunos la elección del cuerpo y los objetivos dejará dudas, pero vuelvo a lo anterior: contamos historias y hay que viajar ligeros. La diferencia de peso entre una full frame (generalmente, trabajo con una Nikon D750) y sus objetivos, más la idea de contar una historia más bien documental que paisajística (ahí es donde el factor de recorte pierde parte de su importancia, por lo menos en este caso), han sido las razones de mi elección.
Street Market in Kathmandu – © Dani Vottero
En los senderos himalayos, tú y tu cámara estáis expuestos a todo: barro, fuerte calor, frío extremo, polvo, hielo, agua, arena, caídas, golpes y más. Lleva las protecciones adecuadas: fundas impermeables, acolchados. Y, si como yo has decidido irte al Himalaya, un paño térmico: descuida, aunque termine pareciendo una batamanta, tu cámara lo agradecerá.
3. Tu historia. Tu visión.
Miles de fotógrafos, aficionados y pro, han pasado ya por estas sendas. De nuevo, cuenta tu historia: lo que te hace único e interesante con respeto a los demás, es tu propia y personal visión. El cachito de mundo que visitas, lo cuentas y lo moldeas como tu lo vives, nadie más. Y no te olvides de lo básico:
- Cuida la composición (otro tema importante, para otro post)
Saleswomen in Bodhnaty – © Dani Vottero
- Fíjate en los colores y utilízalos: viajar a Nepal, India o Asia en general y no considerar el color un elemento clave en tu narrativa, puede resultar un gran desperdicio. Aunque personalmente sea un “hincha” del blanco y negro, la importancia del color en la vida díaria de las gentes nepalíes es tan contundente, que no se puede pasar por alto. Eso sí, nadie te prohibe aprovechar y plantearte dos proyectos en paralelo ;-).
Monk in Thame Monastery – © Dani Vottero
- Sé curioso, pero con respeto: tanto si fotografías gente, como lugares, sé siempre educado. Si quieres un retrato, acércate y pide permiso, intenta entablar algún tipo de relación con el “sujeto”: recuerda que los teles, por mucho que digan por allí, no los han inventado para robar primeros planos sin ser pillados ;-). Este punto tiene una estrecha relación con el primero: tanto como estudias el recorrido, así debes tener nociones sobre la cultura y los costumbres de los lugares que visitas. De este modo, evitarás tener actitudes o comportamientos que puedan generar situaciones incómodas, tanto para ti como para los lugareños.
Old man in Khumjung – © Dani Vottero
- Entrena tu físico: la atención y la concentración son elementos imprescindibles en cualquier tipo de fotografía, pero aún más en la de viaje. Con los días, el cansancio se acumula, y cuesta más centrarse: un buen entrenamiento y ser consciente de tus límites, te ayudará a sacar mejores fotos.
4. Disfruta
No todo es fotografiar. Tomáte tu tiempo, deja la cámara y disfruta de lo que tienes alrededor: rumores, olores, sensaciones… todo. Este viaje, y en general cualquier viaje, representa una experienca única.
Monk in Swayambunath – © Dani Vottero
Con esto por delante, he planeado mi viaje fotográfico al Himalaya, aterrizando en el aeropuerto de Lukla: aquí, los portadores vienen a recoger los víveres y las mercancías para transportarlos a hombros hasta los lodges que acogen a los trekkers. Ellos son el verdadero motor que está detrás del auge del turismo por las sendas himalayas: es una labor increíblemente dura, que a menudo levanta rechazo e indignación en los viajeros (¿cómo te sientes frente a un chiquillo que lleva a hombros cajas y cajas de tus imprescindibles latas de refrescos hasta saber qué lodge?), pero que, tal y cómo te cuentan los lugareños representa una fuente de sustento fundamental para las aldeas. No quiero entrar en polémicas, solo os dejo algunas fotos sacadas en el mismo aeropuerto:
Portadores – © Dani Vottero
Y después siguiendo hasta el pico del Kala Patthar y el Campo Base del Everest, cruzando los pasos del Cho La y Renjo La.
Pumori desde el Kala Patthar – © Dani Vottero
Paso Cho La – © Dani Vottero
Paso Renjo La – © Dani Vottero
Estas vivencias se han plasmado en mi primer libro cómo fótografo, “Himalayan Trails“, publicado en Septiembre de 2015: mi historia de este lugar, uno de los que hay que me encantan.
Espero que te hayan servido estos consejos para preparar un viaje fotográfico. Aquí hablo sobre mi viaje al Himalaya, fruto de la experiencia que he tenido en esta aventura. Aunque como puedes saber, cada viaje es único y, como decía antes, hay que disfrutarlo y planearlo como tal. Vayas donde vayas este verano, concéntrate en disfrutar cada momento y crear unos recuerdos inolvidables con tu cámara.
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