Jaime Massieu, reciente ganador absoluto de los Sony World Photography Awards en la categoría “Abierta” y en la sección “Décimas de segundo”, es un especialista en la fotografía del circuito musical de nuestro país y, sin embargo, ha conseguido este premio con una fotografía relacionada con el baloncesto, deporte del que curiosamente afirma no tener ni idea.
Jaime se encontraba en Namibia de vacaciones con la familia cuando recibió la noticia y, a pesar de ello, intercambiamos algún mensaje incluso siendo la conexión WiFi muy mala. De hecho, nos atendió encantado en cuanto aterrizó en España. Jaime era uno de los diez finalistas españoles que habían logrado llegar a esa posición de entre más de 173.000 fotógrafos de 171 países.
Es muy joven (tiene 24 años) y apenas comenzó a fotografiar hace unos 5 años. Se le nota el entusiasmo al hablar y sus forma de expresarse evidencia la ilusión de alguien que quiere triunfar en esto porque lo ve como su vida. Empezó en el mundillo de la música muy joven, ridículamente joven, y se encontraba cada noche hablando con gente 15-20 años mayor que él. Según nos cuenta, esto “te enriquece enormemente y te quita muchos pájaros de la cabeza”. En seguida descubrió que le encantaba ese círculo y se descubrió a sí mismo haciendo fotos y conociendo a músicos. También poco a poco empezó con el video, cosa que sí le dio trabajo.
Una situación familiar cómoda le ha permitido, afortunadamente, dedicarse sin prisa a lo que le gusta, formarse y conseguir trabajar en la fotografía y el vídeo. “La suerte se tiene, pero también se busca”, afirma orgulloso. Patear todas las salas de Madrid para buscar fotos de una escena a la que nadie parecía interesarle finalmente tuvo su recompensa.
– Hola Jaime, bienvenido y gracias por hablar con nosotros.
– Encantado, un placer. De verdad, gracias a vosotros.
– Comencemos. ¿Qué hace Jaime Massieu cada semana?
– Pues no tengo un horario fijo, ni mucho menos. Es raro que antes de las 4 de la mañana me meta en la cama por estar haciendo fotos o editando video en casa. Confieso que intento levantarme a una hora razonable, que para mi son las 12-12:30. Lo primero que hago por las mañanas es ir a correr por el Retiro, es algo que me recuerda que la vida de crápula que llevo tiene alguna pega.
Evidentemente no me levanto todos los días a esas horas, también me toca madrugar (y a veces mucho) para hacer grabaciones en estudio o congresos para gente que no vive tan de noche como yo. Soy bastante independiente y ando solo con la bici de aquí para allá. Hago esfuerzos por estar en casa hasta las 23, que es cuando salgo para hacer fotos de noche en conciertos. Por otro lado, me paso el día descubriendo música de entre el 66 y el 74. Siempre me ha gustado esa música, rock setentero, pero ahora lo escucho e investigo como si me pagaran.
Siempre edito las fotos con música, si no es aburridísimo. Mientras contesto esta entrevista estoy escuchando “Rebirth” (1973) de Birth Control, un grupo alemán de los 70 de Hammond Rock.
– Muy interesante. Ahora cuéntanos cómo fue tu primer contacto con la fotografía.
– Durante unas vacaciones en Egipto con mi familia me encargaron llevar la cámara. Recuerdo que hice unas fotos muy bonitas para tener 12 años, pero también recuerdo que en la máquina siempre quedaban 3 fotos por hacer. Luego me di cuenta que no eran 3, si no una E de empty de que no había carrete ya. De pequeño pintaba pero nunca pensé en dedicarme profesionalmente a esto. Poco a poco empecé a usar cámaras réflex y conseguí avanzar hacia donde estoy.
– Una fotografía debe tener varias cosas. Cuéntanos cuáles.
– Yo creo que una fotografía debe tener tres cosas: un buen encuadre lo primero, nitidez y capturar algo especial.
– Resulta algo curioso que un fotógrafo especialista en el circuito de la música gane el Sony World Photography Award en la categoría “Abierta” con un mate de baloncesto.
– Pues mira, siendo sincero, mis conocimientos de baloncesto se limitan a saber quién es Michael Jordan y que Pau Gasol es muy majete. Como anécdota, recuerdo que cuando estaba trabajando en el mundial de basket, donde hice esta foto, no sabía quién era nadie. Me decían algunas personas mientras grababa vídeo: “¿Me puedes poner en el vídeo con “el Chacho”?” – se refiere a Sergio Rodríguez, jugador de la selección Española – y yo le miraba pensando que algo estaba haciendo yo mal para no conocer a nadie.
Simplemente estaba ahí en el momento justo trabajando en el Mundial de Baloncesto celebrado en Madrid en 2014. Debían de ser sobre las seis de la tarde del 16 de septiembre, creo. Estaba trabajando en el stand de la fanzone, haciendo un vídeo para una empresa de telefonía. En mi descanso aproveché para acercarme a la pista de basket en la plaza de Colón y me encontré con semejante espectáculo. El resto es historia.
Me hace mucha ilusión que la foto ganadora no sea de música. Por un lado estaría bien el reconocimiento a un trabajo continuo, pero por otra parte esto me abre puertas que tenía mucho más cerradas. En la música, por suerte, he conseguido tener un nombre a través de la constancia, pero fuera de este entorno soy un don nadie. Ahora creo que ya no. De todas formas, la música me encanta y, seguramente, premio Sony o no, seguiré disfrutando haciendo fotos de conciertos unos cuantos años más.
– Tú eres, como decíamos, fotógrafo especialista del circuito musical, pero me has confesado que lo que te apasiona es la gente.
– Como decían los “Up with the people”, Viva la gente. A mí, hacer fotos de gente me encanta, no siempre tengo por qué hacer fotos de gente guapa o gente famosa, me encanta la foto de gente normal. Me encanta hacer robados en bares, hacer robados en la calle. A veces, cuando las subo a Facebook, la gente etiqueta al señor o mujer que sale en el robado y casi siempre me escriben pidiéndome la foto. La foto de moda y el estudio me aburre bastante, creo que es trampa y, además, no estoy demasiado cómodo manejando flashes de estudio, con todo el respeto, pero no es lo mío.
Me lo paso genial haciendo robados, además de tener la sensación de que realmente no estoy trabajando. Hacer robados de noche es algo que muy poca gente hace, porque implica salir de fiesta con la cámara y eso es algo a lo que poca gente está dispuesta. Yo no sólo estoy dispuesto, sino que además me encanta. Prefiero hacer un retrato a un “don nadie” en la barra de un bar que una sesión a una actriz en un estudio a no sé cuánto el book. Si me falta trabajo igual haré eso, pero de momento soy feliz con mis retratos anónimos.
– Los músicos son gente muy peculiar y seguro que tienes algunas anécdotas divertidas de algún concierto o alguna sesión.
– Pues… Sí, es evidente que en estos 5 años tengo anécdotas de todo tipo. Los músicos tienen lo suyo, como los fotógrafos, periodistas, o cualquier profesión, pero en general toda la gente que me he encontrado es buena gente, con mucho que contar. Al menos es así en el circuito de música negra. No hay motos para venderle a nadie, hay que currar y currar y tu momento llegará.
A veces me encuentro con gente en situaciones del todo bizarras, ciertamente. De lo más increíble que me ha pasado fue ir a grabar un videoclip a un cantaor flamenco y que me recibieran en un bar cerrado por fuera, a las dos de la mañana con 100 gitanos. Fue muy divertido, muy surrealista. Siempre lo recordaré. Mi compañero cámara a este tipo de trabajos les llama “Marrón Massieu”. Ese vídeo, por supuesto, nunca llegó a ver la luz, por razones obvias.
– Antes era importante pertenecer a una de las grandes agencias para poder ser fotoperiodista de prestigio y publicar tus fotografías o, al menos, formar parte de la plantilla de los grandes medios. Esto ha cambiado radicalmente. ¿Cómo sobrevives?
– No existe una agencia de prestigio en el mundo que hable del jazz. Para que hablen de ti en un periódico, tienes que haberte muerto o ganar un Grammy. Hasta entonces, eres anónimo. Apenas hay revistas especializadas y casi nadie compra las fotos. El cómo sobrevivo es una buena pregunta, supongo que la clave está en currar los 7 días de la semana y en coger cualquier cosa. Menos bodas y fotos de platos combinadas, lo que sea.
– El fotoperiodismo sobrevive siempre porque siempre ha estado en crisis …
– Si, todo está en crisis. La jornada de operador está peor pagada que antes, pero si curras 5 días al mes con un salario medio de operador estás cobrando el salario mínimo de alguien que igual trabaja 24 días al mes. Sí, está regular el sector, pero para la sociedad que tenemos, nos podemos dar con un canto en los dientes.
– Música, una cámara y …
– Café.
– Piensa en tu fotografía perfecta.
– Si estuviera un poco más loco, aun más, me iría a un conflicto bélico. El tipo de fotografía que más admiro es la de conflictos bélicos, me parece que son fotogramas de película que muestran lo peor del ser humano. En concreto, muchas de las fotos del conflicto bélico en Siria con explosiones, gente con la cara llena de hollín, niños llorando… Ese sufrimiento que vemos leyendo el periódico en internet es increible. Por un momento te sientes basura viendo eso desde tu casa hasta que ves la siguiente noticia hablando de nuestro gobierno, entonces de repente ves que hay gente que es mucho más miserable que tú.
– ¿Para triunfar qué se necesita?
– Satisfacción, calidad, empatía, ética, emoción, perfección… La perfección, como decía Murdock en “El Equipo A”, es inalcanzable, siempre puedes ser mejor.
– No me resisto. Danos un buen consejo para fotografiar en conciertos.
– Paciencia y educación. La foto del guitarrista no siempre está en el solo, la foto del cantante no siempre es cantando. Hay que moverse, no hay que ser vago. Tampoco hay que estar todo el concierto haciendo fotos por hacer, la gente ha pagado la entrada y, por majo que seas, estás molestando. He visto alguno fotógrafos – pocos- que no se han levantado de su asiento en todo el concierto. No lo concibo así. La foto hay que buscarla, y más si haces música como el jazz. Por ejemplo, la foto de jazz la gente se la imagina como un tipo negro mayor con arrugas tocando el saxo. Cierto, esas fotos existen, pero no todos los que tocan jazz son señores negros con arrugas y mucho flow.
La gente que toca jazz son músicos que se preocupan de tocar bien, no de salir bien en la foto. Es muy difícil hacer fotos espectaculares en jazz, a veces te tienes que conformar en hacer fotos simplemente “bonitas”. A veces, te tienes que contentar simplemente con tener un documento decente. A veces, el jazz no es muy agradecido en foto, especialmente el de garitos. A veces.
– Ya sabemos muchas cosas de las que te gustan, pero ¿qué es lo que más odias a la hora de trabajar, lo que no soportas?
– La mala educación. Y tampoco es que yo sea el colmo de la educación, pero cuando voy a trabajar “me toca la moral” que la gente no respete que estás trabajando. En los conciertos de gente importante aparecen los típicos posturistas que van al concierto a hacer postureo para decir que han estado ahí sin saber comportarse, mirando el móvil todo el rato, sin ni siquiera entender la música. Lo triste es que esa gente marca la diferencia entre que un concierto sea rentable o no.
Recuerdo viendo a Brad Melhdau en el Teatro Lara. Hice literalmente 7 fotos en 14 minutos de tema, esperando que el batería cogiera las baquetas en vez de las mazas, todo muy formal para no molestar a la gente que paga la entrada. Yo estaba al lado del manager, en la mesa de sonido, a 40 metros del escenario. De repente, una persona delante de mí, que estaba en la última fila del gallinero, me dice: “¿Vas a estar así todo el concierto? 7 fotos en 14 minutos. El único fotógrafo”. Le miré , le sonreí, y le dije: “Hay que ser gilipollas”. El manager, ante la queja de ese espectador, me dijo que ya no más fotos. La foto salió en El País, en El Mundo y es la única foto que existe de ese concierto en el Lara. Si no fuera por este impresentable, habría alguna más que documentase el paso del mejor pianista jazz en su estilo en Madrid.
– Para finalizar, ¿qué les dirías a los más jóvenes que empiezan con la fotografía, siendo tú tan joven?
– Con 24 años que tengo, no me veo en posición de dar consejos, pero les diría que no intenten ser el espejo de nadie, que hagan fotos que les gusten a ellos, la estandarización del arte es algo que pudre el arte. Formarse en importante, desde luego, pero me parece inevitable encontrar demasiadas similitudes entre cualquier fotógrafo que ha estudiado en EFTI, por ejemplo. Los grandes de la fotógrafia empezaron por su cuenta, como los grandes del cine, los grandes de la música o los grandes en cualquier sector artístico. Picasso hubiera suspendido cualquier examen académico de ahora.
Lo que quiero decir es que, si metes a 40 chavales a estudiar en TAI, CES o EFTI con un profesor que al que le gusten los claroscuros, seguramente al chaval le acabarán gustando los claroscuros (o lo que sea) y “puede” que tenga de primeras un rechazo a experimentar. No es una crítica a las escuelas de foto, de hecho en España tenemos muy buenas escuelas como las que he mencionado, pero creo que contentarse con esa formación es poner puertas al campo.
No se.. Los fotógrafos que yo admiro no estudiaron fotografía. Si quieres hacer un curso de foto de 4000€ para acabar haciendo fotos a aprendices de actriz con el hombro al aire en un estudio, me parece que la fotografía es algo menos superficial que eso. ¿De qué te sirve saber hacer la misma foto que va a hacer el siguiente que salga de tu escuela? Hay que intentar hacer algo diferente. De todas formas, como he dicho, con 24 años, igual los consejos me los tendrían que dar a mí.
Fotos: © Jaime Massieu.