Tras relatarnos cómo se iban dando esos primeros pasos en busca de su sueño, los Dreamhunters vuelven a la carga con un nuevo reportaje sobre la transición entre Europa e India, lo que más les ha llamado la atención de Estambul y su incidencia en Pakistán.
“23 de agosto de 2014.
Por el retrovisor de la moto vemos cómo Europa ya se empieza a alejar. Entramos en un nuevo camino del trayecto en el que intuimos habrá más piedras, dificultades y aventura. A través de Turquía entramos en Asia, un continente que teníamos ganas de visitar por su atractivo, contrastes y diferencias.
Hacemos parada en Estambul, una atractiva ciudad tan llena de estrés y calor que hasta la moto lo nota sobrecalentándose como nunca hasta ahora lo había hecho. Aprovechamos nuestros días para visitar hasta el último rincón de la ciudad, especialmente el Gran Bazaar, que hacía años quería ver con mis propios ojos. Sin embargo, aunque es muy interesante, me decepciona un poco. Lo esperaba más grande, con más bullicio, más gritos, y sobretodo más locura. Lo veo ordenado, educado, limpio. Es genial y obligatorio, pero no es lo que esperábamos.
En cambio, las mezquitas Aya Sofía y Sultan Ahmet sí que impresionan. No solo los edificios en sí te dejan con la boca abierta. Los rituales que realizan los creyentes en su interior también nos dejan impresionados.
Todo es perfecto en Estambul, hasta que aparece el primer problema del viaje. No podemos cruzar Pakistán. Es un país con muchos conflictos y el visado no es fácil de obtener. Y si lo obtienes, durante todo el trayecto vas escoltado por soldados con metralletas que te acompañan hasta la frontera con India. Por este motivo, muy a nuestro pesar, decidimos no arriesgar y enviar a Richard a Bombay con barco. Nos hubiera encantado cruzar Pakistán. Seguro que es precioso. Pero no hay duda que en la India y en Nepal también viviremos y veremos cosas espectaculares”.
Texto e imágenes: © Dreamhunters