Seguro que en la imagen anterior (y en el 90% de las ocasiones que ves una tarjeta SD) te fijas casi exclusivamente en la capacidad. Sin embargo, y sin desmerecer la importancia que tiene el contar con el espacio suficiente para tus archivos, estas tarjetas cuentan actualmente con varias especificaciones que van a determinar lo que puedes hacer con ellas. Desde la perspectiva más básica, hablamos de funcionalidad y compatibilidad. Diferentes tarjetas para distintos propósitos.
Conocer los requisitos de estas tarjetas te sirve para elegir la que mejor se adapta a la actividad que vas a realizar. También te ahorra tiempo y dinero, ya que evitas la compra errónea de algo que no se ajusta a tus necesidades o con unas prestaciones que en la práctica nunca explotarás. Para ayudarte, te explicamos los aspectos básicos que debes tener en cuenta a la hora de comprar la tarjeta SD que mejor se adapta a tu cámara.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de comprar una tarjeta SD
La pregunta es simple: ¿para qué vas a utilizar la tarjeta? Después de esta especie de sermón, voy a centrarme en explicar dos aspectos básicos: el formato y la velocidad de transferencia.
Formato: SD, SDHC y SDXC
Estamos hartos de ver estas siglas y tenemos más que asimilado que SDXC es la más moderna y la “mejor”. Las siglas indican el formato. Simplificando mucho, se refiere al sistema que emplea la interfaz interna para gestionar los archivos. Aunque también se vincula a otras prestaciones, este tipo de tecnología determina principalmente la compatibilidad con tu cámara. Toda cámara, aunque tenga una ranura para tarjetas SD, no admitirá cualquier tipo de SD. Sobretodo si pensamos en una cámara antigua. Es bastante obvio decir que una tarjeta SDXC no funcionará en una cámara con compatibilidad SDHC. Sin embargo SD y SDHC sí funcionarán en una cámara con compatibilidad SDXC.
Por otro lado, sabiendo la tecnología compatible con tu cámara también podrás saber la capacidad máxima de memoria que admite. Cada tipo de SD está asociada a una capacidad máxima teórica por su construcción. En el siguiente cuadro puedes encontrar los tipos de tarjetas SD con el rango de memoria habitual que poseen:
Hoy día es raro encontrar cámaras que no admitan las tarjetas SDXC. Pero si cuentas con una cámara antigua de la que no te desprendes es imprescindible que conozcas la tecnología que utiliza.
Velocidad de transferencia: la que determina qué puedes y qué no puedes hacer
¿Qué es el buffer de una cámara?
Para comprender la importancia de la velocidad de una tarjeta SD, primero debes saber qué es el buffer de tu cámara y cómo funciona. Toda cámara, antes de guardar los archivos en la tarjeta, cuenta con un buffer. Esto es una sala de espera donde los archivos aguardan su turno para ser procesados. Si los archivos son procesados a buen ritmo, estos irán entrando y saliendo cómodamente. Pero si esto no es así, el buffer comienza a llenarse. Y cuando está lleno empiezan los problemas. Si estás realizando fotografías en ráfaga con formato RAW, percibirás que la velocidad de las fotografías disminuye porque la cámara necesita esperar a que haya sitio en el buffer para la siguiente foto. En vídeo la cosa es incluso más peliaguda, ya que si el buffer está lleno la grabación se detendrá.
Esto ocurrirá si no tienes en cuenta el flujo de datos de los archivos que estás generando y que van a parar al buffer. Entendido el flujo de datos como el volumen de archivos que estás generando por segundo con tu cámara.
¿En qué consiste la velocidad de escritura?
La velocidad a la que se vacía el buffer viene determinada por la velocidad de escritura de tu tarjeta. Es el factor más importante a tener en cuenta en función de lo que pretendas hacer con la cámara. Un ejemplo: la Canon 600D es una cámara de una gama accesible que graba vídeos Full HD a 30fps generando aproximadamente 5.6 MB/s (factores como colores, luz y demás variarán esta cantidad). Esta es la velocidad mínima que necesitará tu tarjeta para soportar sin problemas una grabación de estas características.
En el caso de la fotografía el problema llega cuando usas ráfagas. Una fotografía de 18 Mpx en formato RAW de 14 bits sin pérdida viene a pesar unos 25 MB. La Canon 600D, por seguir con el mismo ejemplo, es capaz de realizar 3,7 fotografías por segundo. Por tanto, si quieres asegurarte de que ese ritmo de fotografías no se reduce, necesitarías una velocidad de escritura mínima de al menos 92,5 MB/s. ¡Sería como grabar 18 vídeos Full HD simultáneos! Se aprecia fácilmente que ambas funciones tienen exigencias técnicas muy distintas.
¿Qué son las clases en las tarjetas SD?
Aquí es donde entran las denominadas como clases, que definen las velocidades de transferencia mínimas de tu tarjeta. Las máximas ya vendrán determinadas por la calidad de la misma.
Las velocidades básicas las encuentras a partir de las tarjetas SDHC, con valores de 2, 4, 6 y 10. Aquellas tarjetas en las que encuentres esta tipología garantizan velocidades de transferencia mínimas de 2, 4, 6 y 10 MB/s respectivamente. Basándonos en el ejemplo de la 600D, para grabaciones en vídeo Full HD con seguridad lo recomendable sería emplear tarjetas clase 10, teniendo en cuenta que 5,6 MB/s es una tasa media y, por tanto, que los valores oscilan entre superiores e inferiores. Una clase 6 podría quedarse justa.
¿Cuáles son las clases que se adaptan a mis necesidades?
Las UHS Speed Class son superiores a la clase 10, contando con dos tipos: la UHS Class 1, con velocidades mínimas de 10 MB/s (las máximas siempre superiores a las de clase 10), y las UHS Class 3, con velocidades mínimas de 30 MB/s. Estas últimas son las recomendadas para grabaciones con resolución 4K. Para sacar el mayor provecho de estas tarjetas, tu cámara debe ser compatible con la tecnología UHS. Ahora bien, a diferencia de otros tipos de tecnología, puedes usar este tipo de tarjetas aunque no sean compatibles, sólo que el procesador UHS no funcionará y se comportará como una tarjeta Clase 10 normal.
Estos son lo estándares para identificar velocidades mínimas garantizadas, pero los procesadores de estas tarjetas varían sus máximos, dependiendo de los modelos de cada fabricante. Y, por supuesto, variando su coste. Es por ello que puedes encontrar tarjetas SDXC UHS Speed Class 3 con velocidades de hasta 260 MB/s, indicadas para usos profesionales con un coste bastante alto. Este tipo de tarjeta supondría un desperdicio de dinero si lo más que vas a hacer es realizar vídeos Full HD con una Canon 600D.
Podríamos terminar señalando que, por lo general, en la grabación de vídeo habrá que fijarse en las velocidades mínimas, para evitar cortes y por tanto la interrupción de la grabación. En fotografía, en cambio, puedes centrar la atención en las velocidades máximas, en función del volumen de archivos que puedas generar. Esperamos haberte ayudado a elegir la tarjeta SD adecuada, si tienes cualquier duda o aportación al tema, no dudes en compartirla con nosotros.
Fotografía de portada: Samsung Mobile en Unsplash