Todo el mundo ha pasado por tener fotos desenfocadas. Fotos en las cuales deseábamos tener un punto concreto de la imagen enfocado, pero que tras ampliar la fotografía hemos visto que no había quedado como queríamos. Fotografías que, tristemente, acaban en la papelera muchas veces. Otras veces una fotografía totalmente desenfocada puede ser válida, como la que encabeza este artículo, y ayudarnos a conseguir expresarnos artísticamente. Por eso, en este post vamos a abordar la importancia técnica y creativa del enfoque en las fotografías para ayudarte a saber qué modos de enfoque son más adecuados para según qué situación quieras fotografiar. ¿Nos acompañas?
Un poco de historia sobre el enfoque
No siempre ha habido enfoque automático. De hecho, seguramente, algunos de vosotros tengáis como parte de vuestro equipo algún objetivo con enfoque manual. En la época anterior a los años ochenta los sistemas de enfoque automático no existían. La única ayuda con la que contaba el fotógrafo era el conocido método de enfoque partido. Un método que consistía en mostrar un círculo partido en el centro del visor que cuando quedaba ajustado o alineado con el objeto de nuestra fotografía era indicador de que estaba enfocado.
“Stay Focus”, de Leland Franisco
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Posteriormente, en los ochenta, comenzaron a aparecer las primeras cámaras autofocus. Estos primeros modelos contaban con “1 solo punto de enfoque”. Gracias a ello colocar al sujeto en el medio, enfocarlo, y después reencuadrar era algo más fácil (aunque hablaremos de trucos de composición otro día). El obturador cambió. Bueno, mejor dicho, su recorrido. Aparecen los obturadores en los que pulsando suavemente enfocamos (bloqueando el enfoque) y pulsando hasta el final realizamos la fotografía.
“Olympus Trip focusing”, de George Rex
Enfoque automático: qué es y cómo funciona
El enfoque automático es el sistema que nos permite ajustar la “visión” de la escena de forma que se enfoque correctamente uno o más puntos indicados. Este cambió significó un gran avance en la manera de trabajar en fotografía.
De una pantalla de enfoque partido y otros métodos interiores a enfocar en menos de un segundo. En la actualidad, podemos encontrar dos tipos principales de autofocus: el pasivo (por detección de fase o por detección de contraste) y el activo.
- Enfoque Pasivo por detección de fase: el método de detección de fases es el más antiguo sistema de enfoque pasivo. Sin embargo, es un método complejo y requiere un sensor especial. La primera cámara fotográfica en incluirlo fue la Konica C35-AF. El principio se basa en la triangulación de la distancia del objeto mediante el uso de dos sensores a través del mismo objetivo. La distancia se determina por la diferencia de las imágenes captadas por ambos sensores. El resultado es un enfoque rápido y preciso. Debido a su alto coste y complejidad se emplea en muy pocos modelos.
- Enfoque Pasivo por detección de contraste: el autofoco por contraste de las compactas y el modo LiveView de las cámaras digitales actuales opera de una manera distinta a lo anterior. La imagen que llega al sensor es analizada midiendo su contraste, es decir, las diferencias de luz entre píxeles cercanos (siempre en referencia a los puntos de enfoque escogidos). Cuanto mayor es el contraste en ese área, más fácil es lograr el enfoque.
- Enfoque Activo: ya en desuso, la cámara emitía luz infrarroja o ultrasonidos y calculaba la distancia midiendo el tiempo que tardaba en volver su eco. Presentaba algunos problemas como la imposibilidad de enfocar a través de un cristal o contra un espejo.
“I void warranties”, de Scott Swigart
Modos de enfoque automático y usos
Según los diferentes modelos y marcas podemos encontrar una pestaña, botón u opción que permite cambiar de un tipo de enfoque a otro. Los tres modos de enfoque automático que tenemos son:
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- El modo AF único (AF-S para casi todos los fabricantes pero llamado One Shot en Canon). Funciona enfocando la imagen cuando presionamos el obturador hasta la mitad. Mientras tengamos pulsado el obturador a la mitad, el enfoque estará fijado a la distancia donde hemos enfocado. Si queremos enfocar de nuevo, debemos soltar el botón y volver a presionarlo hasta la mitad. Es el método de autofocus usado para objetos o motivos sin movimiento.
“D3s + AF-S Nikkor 24mm f/1.4G ED”, de Fried Toast
- El modo AF continuo (AF-C para casi todos los fabricantes pero llamado AI Servo en Canon). Funciona enfocando la imagen cuando presionamos el obturador hasta la mitad y continua enfocando según vayamos manteniendo la presión y moviendo el motor de enfoque según el objeto o motivo. Está pensado para objetos en movimiento y corrigiendo la distancia de enfoque según el movimiento del objeto.
- El tercer modo AF es el automático (AF-A para casi todos los fabricantes pero llamado AI Focus en Canon). Este modo funciona exactamente igual pero pasando automática de AF único a AF continuo según lo que la cámara interpreta. En mi opinión, no debéis usarlo nunca salvo en situaciones muy complicadas. En el resto de casos es mejor que penséis medio segundo y cambiar a un tipo de enfoque adecuado.
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¿Por qué nos falla en ocasiones el enfoque automático?
Hay ocasiones en que notamos que el motor del enfoque no se detiene. Lo más común es que estemos delante de una escena con iluminación insuficiente (por la noche o en el interior de un edificio mal iluminado, por ejemplo). Además de en este tipo de situaciones, el enfoque puede fallar con superficies lisas o que no tengan textura, como el cielo azul o la ropa totalmente negra o una pared blanca. Es decir, por falta de contraste. También, por ejemplo, puede fallar si queremos hacer una foto a través de una valla y la malla metálica queda cercana y lo que nos interesa es el fondo de la escena.
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Otro error a la hora de enfocar puede ser (aunque resulte obvio decirlo) no estar enfocando donde queremos realmente enfocar, que el punto de enfoque no estuviera en la zona donde queríamos enfocar o, también, puede ser que el motor de enfoque esté fallando o el objetivo tenga algún problema de frontfocus o backfocus.
Por otro lado, todos los objetivos presentan una distancia mínima de enfoque. Es decir, la distancia mínima a la que es capaz de lograr un enfoque correcto nuestro objetivo. En los teleobjetivos puede ser 1m a varios metros y en un angular o un objetivo macro, llegar a unos pocos centímetros.
Enfoque manual: cuándo trabajar con él
El escenario más habitual de trabajo con enfoque manual es la fotografía macro. Dado que en este campo se están manejando profundidades de campo mínimas todos los fotógrafos que realizan este tipo de fotografía realizan este tipo de enfoque para lograr el punto de enfoque preciso hacia aquel motivo que quieren fotografiar. Si quieres conocer en profundidad cómo usar el enfoque manual de tu cámara, no puedes perderte este artículo.
“Yellow Douglas Fir Borer | Centrodera spurca (LeConte, 1857)”, de Donald Jusa
Otro campo, aunque menos habitual, resulta ser el de la fotografía de retrato, aunque se usa para conseguir un mayor control del punto de enfoque en primerísimos planos.
Modos de enfoque: El arte del desenfoque o fotografías fuera de foco
Hay fotografías totalmente desenfocadas que nos pueden sugerir una idea, nos pueden transmitir sensaciones igualmente. No todo pasa por tener fotografías totalmente enfocadas o con una nitidez extrema.
“Please focus”, de A♥
El arte del desenfoque es muy difícil de lograr y normalmente desenfocar totalmente una fotografía suele utilizarse para sugerir o expresar un concepto como vemos en la foto anterior o en la que encabeza este artículo.
Las fotografías fuera de foco suponen una forma alternativa de representar la realidad. Precisamente por ese aspecto difuminado y borroso que presentan nuestro cerebro realiza una asociación a recuerdos, pensamientos, conceptos o sueños. Sin embargo, hay una serie de consejos que podéis seguir para lograr que vuestra fotografía fuera de foco logre expresar un concepto:
- La primera de las estrategias consiste en poner el objetivo en enfoque manual y desenfocar poco a poco toda la escena. Ponemos la apertura más grande que nos permita el objetivo. Vamos mirando por el visor, así de forma desenfocada y cuando encontramos algo que nos llame atención disparamos. El truco está en jugar con la composición de los elementos desenfocados.
- La segunda es la que, seguramente, aplicamos muchas veces y estamos habituados a ver. Consiste, igualmente con la apertura más amplia del objetivo puesta, realizar un enfoque selectivo de un objeto y conseguir que lo que hay delante y detrás del mismo esté desenfocado. Hablaríamos, en este caso concreto, más de un enfoque selectivo que de fotografías fuera de foco. También podríamos desenfocar ligeramente ese punto donde hemos enfocado y buscar así varios niveles de desenfoque.
- La tercera de las estrategias, consiste en aumentar tiempo de exposición (uno o dos segundos bastarían) y realizar un barrido con la cámara, provocando de esta forma un desenfoque de movimiento y un toque abstracto en nuestra fotografía.
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Conclusiones finales sobre los modos de enfoque
Como te habrá quedado claro, el enfoque no es solamente ese puntito o cuadradito rojo que aparece en el visor o pantalla de tu cámara. Es, además, una poderosa herramienta creativa y de composición visual que nos permite dirigir la mirada del espectador hacia un cierto punto o sugerirle un concepto. ¿Te gusta experimentar con los modos de enfoque? No dudes en compartir tus fotos con nosotros en los comentarios.
Foto destacada: © Alfonso Domínguez Lavín.
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