5 pasos básicos para conseguir el efecto seda en el agua

Aumenta la creatividad en tus paisajes de costa, fotos de ríos y cascadas, y sorprende a tus amigos con el maravilloso efecto seda en el agua. Una vez que lo pruebes no querrás dejar de utilizarlo cada vez que tengas la oportunidad de incorporar el líquido elemento a tus fotos. Pero ¿en qué se basa este efecto? Cuando empleas en tu cámara un largo tiempo de exposición, los objetos en movimiento tienen la propiedad de aparecer como una estela. Con el agua en movimiento ocurre lo mismo, con la ventaja añadida de que su flujo pasa más de una vez por el mismo punto creando esa textura sedosa que produce formas diferentes en cada toma. Para saber cómo lograr exitosas fotografías con efecto seda en el agua, te vamos a explicar 5 pasos básicos para iniciarte en esta técnica.

5 pasos básicos para conseguir el efecto seda en el agua

Conseguir el efecto seda en el agua es muy sencillo, pero para ello debes seguir los siguientes pasos:

1. Crea el efecto seda empleando un tiempo de exposición muy prolongado

La clave absoluta para lograr que el agua aparezca en movimiento en tu foto es mantener abierto el obturador el suficiente tiempo. Para ello debes utilizar una velocidad de obturación lenta. Si te enfrentas a un río o una cascada puedes considerar apropiada una velocidad de obturación de entre uno y dos segundos. Puedes empezar a lograr este efecto con un tiempo menor de exposición, de aproximadamente medio segundo. O también puedes extenderlo a uno mucho más prolongado que supere los dos segundos.

Esta es una decisión creativa que debes tomar tú en función de cómo de pronunciado quieras que sea el efecto. Si optas por tiempos de exposición más largos, verás que el efecto es mucho más etéreo, más fantasmagórico, y que el agua empieza a parecer niebla. Con tiempos no tan prolongados adquiere ese valor donde puede distinguirse perfectamente su cauce, pero con ligeras trazas de movimiento. Para muchos fotógrafos, aquí, la virtud también está en el término medio.

2. Utiliza un trípode y un mando a distancia

Verte obligado a utilizar una velocidad de obturación muy lenta lleva implícito que tendrás que estabilizar muy bien tu cámara. Para ello es fundamental que lleves contigo un trípode, porque de nada servirá que logres un efecto precioso en el agua si el resto de la imagen aparece movida. Precisamente el valor de este tipo de fotografías reside en el contraste entre un plano estático perfectamente enfocado y otro en movimiento. Así que debes garantizar que todo lo que realmente no se mueva, tampoco lo haga en la foto.

Elige un trípode a medida de tus necesidades

Un buen trípode para este efecto es el Gloxy GX-T6662A por su resistencia y poco peso. Es el compañero de viaje ideal para llevar a cualquier parte. Sus patas están cubiertas por una espuma especial que facilita el agarre en cualquier superficie, y gracias a su sistema de burbuja se consiguen fotos perfectamente niveladas.

Ajusta bien tu trípode, tómate el tiempo necesario para encuadrar y utiliza un mando a distancia o un control remoto para evitar mover la foto al presionar el disparador. Si no dispones del accesorio disparador puedes emplear el temporizador de la cámara, que retarda el disparo entre 2 ó 10 segundos.

Un disparador inalámbrico será imprescindible

El mando intervalómetro inalámbrico Gloxy METi es perfecto para largas exposiciones ya que te permite programar bloques de fotos con distintos tiempos de exposición. Funciona hasta 5 metros de distancia sin cables y tiene muchos modelos compatibles con las principales marcas.

Hay un accesorio que puede interesarte mucho más para conseguir el efecto seda en el agua o para capturar el movimiento, y es el disparador Miops.  Actúa tanto como un disparador de tu cámara, así como con tu flash de zapata y podrás manejarlos desde tu smartphone. Diseñado con tres sensores: luz, sonido y láser.

Cuando no dispongas de un trípode trata de apoyar tu cámara sobre barandillas, piedras u otra superficie donde asegures su estabilidad. Sin embargo, lo cierto es que esto limitará bastante el encuadre de tus fotos, y por tanto también tus posibilidades creativas a la hora de componer la imagen.

3. Selecciona los parámetros adecuados

Siempre que coloques tu cámara sobre un trípode lo primero que deberías hacer es bajar el ISO hasta su valor mínimo (100 en la mayoría de las cámaras) para garantizar la mayor calidad de imagen posible, ya que este accesorio te permite utilizar tiempos de exposición muy largos. Una vez configurado el ISO mínimo posible y el tiempo de exposición adecuado (2 segundos aprox.) sigue las indicaciones del exposímetro de tu cámara –en modo de medición matricial preferiblemente- para ajustar el diafragma.

Modo de exposición	Manual (M)
Medición	Matricial
ISO	Menor valor posible (80 – 100)
Velocidad de obturación	2 seg. Aprox (depende de la circunstancia y del efecto)
Diafragma	Ajustar para lograr exposición correcta

4. Usa un filtro ND cuando sea necesario

Cuando trates de conseguir este efecto a plena luz del día te enfrentarás al problema del exceso de luz. Es fácil que experimentes que, a pesar de haber cerrado el diafragma al máximo y haber bajado ISO a tope, no eres capaz de lograr la exposición correcta con un tiempo de exposición adecuado para este efecto. En este caso deberás recurrir a un filtro de densidad neutra (ND), para lograr reducir los pasos de luz necesarios. Puedes encontrar filtros ND de diferentes graduaciones, e incluso alguno de densidad variable que te resultarán más versátiles.

5. Adáptate: una receta para cada situación

Aunque anteriormente hemos hablado de un tiempo de exposición aproximado de 2 segundos, cada flujo de agua lleva una velocidad diferente y te obligará a buscar la velocidad adecuada para ello. Por ejemplo, el agua de un grifo o de una fuente corre a una gran presión y lograrás mejores efectos en torno a medio segundo de exposición. Ríos y cascadas suelen mostrar su mejor cara a uno o dos segundos, y la forma de las olas rompiendo contra la costa admiten tiempos de 10 ó 20 segundos.

Cuando te enfrentes a un lago o un estanque puedes eliminar el desfavorecedor efecto de “agua rizada” que produce el viento empleando esta técnica, de modo que, aunque aparentemente es agua inmóvil, adquirirá un aspecto muy fotogénico.

Recuerda que el agua es un elemento vivo, así que aunque ya tengas la toma repítela unas cuantas veces y encontrarás nuevas formas en cada disparo. Si te animas con esta técnica, no dudes en compartir tus imágenes con nosotros en los comentarios o en nuestras redes sociales: Instagram, Twitter o Facebook. Nos encantará saber cómo te las has apañado para conseguir el efecto seda en tus tomas.

Fotos: © Daniel Santos Megina.